Hotel Casa Real: Refugio para personal de salud que salva vidas
Por Gerardo Romo /// Ágora Digital
- La iniciativa de rentar y pagar el hotel para hospedeje del personal de salud y darles más tranquilidad fue de la alcaldía del municipio de Guadalupe y su titular Julio César Chávez.
- La gerencia del hotel solicita apoyo de empresarios, la sociedad civil para que se reúnan 280 mil pesos mensuales que permita darles al personal de salud 2 comidas ricas es nutrientes al día y así ya no tengan que salir a la calle a consumir chatarra que les perjudica su salud y aminora su rendimiento en el área de pacientes covid que es de altísima exigencia.
Zacatecas, (28-12-2020).- El Hotel Casa Real se convirtió desde el 20 de abril en el nuevo hogar y refugio para 40 médicos, enfermeras, radiólogos y personal que atiende pacientes Covid-19 en el Estado.
“Convertimos el hotel en un lugar para personal médico porque empezamos a darnos cuenta que estaban siendo discriminado por atender a pacientes con la COVID-19, al principio abrimos un piso de 20 habitaciones, 7 días después ya habíamos habilitado un segundo piso”, explica Antonio de Jesús Villegas Orozco, gerente del hotel que se ubica a unos metros del hospital UNEME covid que opera la Secretaría de Salud del Estado.
Los huéspedes son originarios de varios municipios como Guadalupe, Genaro Codina, Río Grande, Juan Aldama, Fresnillo y Jerez.
“Tengo ya más de 8 meses viviendo en el hotel, porque quiero proteger a mi bebé de 3 años a mi familia, a papá a mamá, no quiero llevarles el virus a casa, en el mes de mayo resulté positiva a Covid-19 y pues si no hubiera estado aquí quizá los hubiera contagiado a todos”, dice Karen, enfermera originaria del municipio de Guadalupe de 27 años de edad.
Cuando se contagió de la Covid-19, la enfermera Karen Guadalupe Espinosa Pinedo permaneció en el hotel y sus compañeros se mantuvieron al pendiente de ella. “Ellos me traían medicamentos, me preguntaban si necesitaba algo, mi familia me traía comida, afortunadamente pasé la cuarentena sólo con síntomas leves como dolor de articulaciones, algunos días con mucha fiebre, pero me recuperé rápido”, recuerda agradecida.
Karen trabaja en el hospital UNEME covid jornada acumulada de fines de semana, ahí le toca atender a todos los pacientes del hospital que pueden ser 50 o más. A los intubados debe checar que ventilen bien, limpiar sus secreciones, bañarlos.
“Tener covid me ayudó a ser más empática con los pacientes, la mayor alegría es cuando los más graves recuperan su salud y se van de alta, también la enfermedad me dio más fortaleza, no es fácil ver a tu familiar que está mal y fallece por covid-19 así le pasó a mi prima de 29 años, ahí supe que este virus no respeta edades ni nada”, explica.
Desde su habitación en el hotel, Karen encontró una fórmula para salir de la tristeza cuando la asalta. Hacerle de inmediato una video llamada a su hijo, que le regresa la fuerza, la vitalidad y las ganas de seguir. “De todos modos a mi hijo le hablo diario, es difícil estar lejos de él y mi familia sobre todo en estas fechas”, admite.
Incluso la joven enfermera señala que varios de sus compañeros del hospital covid ya se han reinfectado en una segunda ocasión “a algunos les da más fuerte, a otros lees pega más leve que la primera vez, en mi caso creo que me ayudo a superar la enfermedad que me cuido tomando muchas vitaminas y que trato de ser siempre positiva, me siento muy contenta de estar de regreso ayudando a quien más lo necesita”, dice.
Ana Laura Valdez Muñoz fue de las primeras huéspedes del hotel. Y también la primera en contagiarse de covid-19 entre los que viven allí.
“Me quedé en el hotel para proteger a mi mamá, a mi papá y a la familia, cuando me detectaron covid-19 eso ayudó a que ellos no enfermaran, afortunadamente fui asintomática, estar aquí me permite descansar mejor”, comenta.
Esta joven trabajadora de la salud egresó de enfermería apenas hace un año, así que estar en el hospital UNEME Covid de la Secretaría de Salud es su primer empleo formal.
“Estudié enfermería para poder ayudar a quien más lo necesita, no puedo en esta situación de emergencia renunciar a mi vocación y decir siempre no trabajo”, explica.
Ella es oriunda de la comunidad El Laurel, en el municipio de Pánfilo Natera. Trabaja en dos hospitales atendiendo pacientes covid-19, el UNEME y San Agustín.
“Entro a un turno de 8 horas en la UNEME y después me voy en la noche al hospital. De pronto acude a casa para ver aunque sea de lejos a su familia y sentirla un poquito más cerca.
“Estar lejos de mi familia ha sido muy difícil porque soy muy apegada a ellos, pero me siento tranquila y con fortaleza”.
Jesús Villegas, gerente del hotel señala que en los últimos 60 días ha visto a sus huéspedes cabizbajos, desanimados a causa del excesivo trabajo, porque ellos siguen viendo a la mayoría de la población en la calle, como si nada pasara.
“Tenemos 2 meses que los vemos muy estresados, cabizbajos, cansados, agotados, tristes, incluso muchos llegan y ya ni nos saludan, parece que perdieron el ánimo”, lamenta.
Incluso calcula que al igual que Karen, unos 15 huéspedes se han contagiado de la covd-19, aunque ninguno de ellos y ellas, por fortuna, ha muerto, aunque algunos de sus compañeros de la UNEME, si.
“Varios médicos, enfermeras se han enfermado, calculo que unos 15, algunos han quedado con secuelas y no han podido regresar a trabajar, pero afortunadamente todos se han recuperado, aunque muchos si están tristes porque se les han muerto compañeros”, explica el gerente del hotel.
Por la cercanía del hotel con el hospital el sonido constante de las ambulancias se ha intensificado, señal de que los enfermos de la Covid-19 no dejan de ingresar a la UNEME.
En los pasillos del hotel es común escuchar entre el personal que llega fatigado conversaciones como esta: “Ves cómo hay gente en la calle, ya ni la chingan, les vale madre y en el hospital no tenemos lugar”, suelen comentar entre sí preocupados, encabronados, hartos, impotentes.
… Así opera
La posibilidad de convertir el hotel en espacio exclusivo para proteger al personal médico y sus familias (modelo al parecer único en el País) se logró gracias a la iniciativa de la alcaldía del municipio de Guadalupe, que negoció un arrendamiento por 120 pesos mensuales para hospedaje.
“Ante la premura, pagué con un crédito bancario personal los primeros tres meses de arrendamiento, después se logró un acuerdo de cabildo para garantizar el recurso mes a mes, la mayor satisfacción es cuando personal médico o sus familias te dicen, gracias por apoyarnos”, explica el alcalde de Guadalupe Julio César Chávez.
Habitualmente, la habitación promedio en el Hotel Casa Real por día es de 700 pesos. Para el personal de salud el costo es de 200 pesos diarios por noche.
“El acuerdo no sólo permitió ayudar a quienes salvan vidas y exponen la suya por la covid-19, sino que además permitió que el hotel siguiera abierto y se mantuvieran los más de 20 empleos que genera, pensamos que esto sería por 2 o tres meses, ahora ya llevamos nueve y no sabemos cuánto vaya a durar” explica el gerente del hotel en entrevista.
De no haber llegado a este acuerdo de arrendamiento el Hotel Casa Real habría cerrado sus puertas desde el pasado 30 de marzo, 14 días después de que en Zacatecas las autoridades de salud reportaron el primer caso de la COVID-19, precisamente en un médico, que posteriormente falleció.
El lugar cuenta con 4 pisos con 20 habitaciones cada una, de acuerdo con los lineamientos de Cofepris, sólo fue permitido habilitar dos pisos con personal de salud. Y que en cada habitación doble sólo pudiera estar una sola persona.
En e lhotel Casa Real, construido en 1986, actualmente trabajan 7 personas, 4 camaristas, 2 de mantenimiento y el gerente en turnos de 8 horas diarias.
“No nos hemos enfermado, gracias a Dios, porque nos protegemos bien y seguimos al pie de la letra los cuidados, quiero agradecerle mucho al personal que se ha mantenido al pie del cañón”, señala el gerente del hotel.
A las 5 de la mañana se prende la caldera para que los médicos, enfermeras, radiólogos, todo el personal de salud que ha hecho del hotel su nuevo hogar tengan al levantarse agua caliente y disfruten de un baño placentero en medio de las dificultades.
Apenas dan las 8 de la mañana y personal del ayuntamiento de Guadalupe sanitiza todo el hotel, los 40 cuartos ocupados e incluso las zonas del lugar que no se utilizan.
Luego, las camaristas que entran con su equipo de protección casi similar al que usa un médico en área covid (guantes, careta, cubrebocas N-95, un traje especial, botas y gorros desechables a limpiar los cuartos, lavar sábanas, cobijas y dejar todo listo para cuando los agotados huéspedes regresan.
Los espacios comunes del hotel están cerrados. Usualmente los huéspedes llegan del hospital directo a sus habitaciones y salen únicamente a buscar algo de cenar en los restoranes cercanos o en el peor de los casos al Oxxo por alguna chatarra o comida rápida.
“Hay ocasiones que los médicos, las enfermeras nos avisan que no estarán en el hotel durante 3 días seguidos, porque permanecerán trabajando sin parar en el hospital”, cuenta el gerente.
No funciona el servicio de comida, ésa tiene que costearla los huéspedes, situación que ha provocado en muchos de ellos aumento considerable de peso, mermando sus capacidades físicas y de salud.
“Nosotros podríamos dar el servicio de darles al día al personal de salud 2 comidas, desayuno y cena, porque generalmente a la hora de comida, en la tarde están todos en el hospital, no lo hacemos porque requeriríamos un presupuesto adicional de 288 mil pesos mensuales, a razón de 240 pesos diarios por persona, pero no hay presupuesto, para que esto se logre sería necesario que la sociedad, empresarios se solidarizaran y pudiéramos tener la forma de ayudar” explica el gerente del hotel.
Erik, Villareal permaneció 7 meses en el hotel, hace 2 que decidió volver a casa con su padre y madre.
“Al principio el hotel me ayudó mucho, permanecí ahí porque me sentía más seguro, el problema es que lo dejé porque mi salud se deterioró me deprimía, subí 10 kilos de peso se había vuelto todo muy monótono, me he hicieron la prueba de covid hace un mes, salí negativo, ahora ya volví a ver a mi familia, mi mamá mi papá y yo entramos en un régimen alimenticio y entre los tres nos ayudamos para estar sanos, hago croosfit una hora diaria, ya bajé 7 kilos y me siento muy animado”, dice Erik.
Erik consideró que para él dejar el hotel fue la mejor opción aunque reconoce que es una iniciativa muy buena que le da tranquilidad al personal y sus familias. “Estamos muy agradecidos con el alcalde Julio César Chávez por la iniciativa de ayudarnos”, dice.
Erik dejó el hotel y permitió que otro compañero ocupara la habitación 307 en la que él permaneció más de 200 días. El ayuntamiento tiene una lista de espera de más de 25 miembros del sector salud que quieren irse a vivir allí para sentirse más tranquilos.
Al principio de la iniciativa, cuando la gente se dio cuenta que en el hotel vivía personal médico restoranes o la propia sociedad civil organizada llevaba desayuno, comida y cena los huéspedes, pero después, por “sanidad y ara evitar contagios” la Cofepris impidió que esta práctica continuara.
El contrato entre el ayuntamiento y el hotel para hospedar al personal de salud está pactado, “hasta que la pandemia termine”.