Y… ¿dónde quedaron los derechos? El periodismo a ras del suelo.
Por Renata Ávila
Zacatecas,(02-03-2022).-Dedicarse al periodismo en este país debe de considerarse como una actividad de alto riesgo. No solo se arriesga la vida al cubrir alguna nota roja, se arriesga la salud, la integridad y la estabilidad del núcleo familiar. Los salarios son raquíticos y no ayudan a vivir con dignidad. La gran mayoría no tienen prestaciones de ley, los pocos que sí logran tener alguna prestación es una prestación raquítica que poco abona a la calidad de vida.
Si bien, la libertad de expresión es un derecho básico y necesario para la naturaleza humana, consagrado en los artículos 6 y 7 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en el ámbito internacional lo podemos encontrar contemplado dentro del artículo 19 de la Declaración de los Derechos Humanos de 1948. Lo cierto de todo, es que, de acuerdo con Manuel Fuentes (2016), “los derechos laborales de los y las periodistas en México se han enrarecido con el paso del tiempo. En cualquier momento, quienes laboran en medios de comunicación, sufren despidos y ceses arbitrarios. No hay autoridad ni ley que lo pueda impedir, es más, propician estos actos”.
El Estado mexicano desde hace décadas tiene una gran deuda con el gremio, y no hablo de una deuda con los dueños de los medios de comunicación, tiene una gran deuda con los periodistas al “ras del suelo” (los reporteros, fotógrafos y camarógrafos). Que son los que, al final de cuentas, sacan el trabajo y son a los que menos se les reconoce y a los que más se les expone.
La evasión de los derechos laborales para los periodistas a “ras de suelo” es una constante; “los patrones se burlan día a día de sus obligaciones. La seguridad social, el pago de prestaciones o recibir un salario digno se ha vuelto una ficción en los medios de comunicación mexicanos” (Fuentes, 2016:5).
El problema se agudiza cuando, frente a los despidos injustificados, “las Procuradurías de la Defensa del Trabajo carecen de personal calificado, en su mayoría, para atender la problemática laboral de los periodistas” (Fuentes, 2016:5).
Desde hace poco más de 15 años yo formo parte de ese gremio y al que admiro, respeto y valoro. Así como a ellos, me ha tocado arriesgarme al cubrir notas de seguridad y he arriesgado mi salud (al provocarme una arritmia cardíaca y generarme algunos agotamientos nerviosos).
El periodismo es una profesión muy bonita que cambia vidas, no solo porque te da la oportunidad de conocer a muchas personas y muchas historias, sino porque tienes la oportunidad de ayudar a otros.
En ocasiones, es muy sencillo por parte de personas externas al gremio juzgar y etiquetar a cada hombre y mujer que se dedica a esta noble profesión. Pero ya los quisiera ver arriesgando sus vidas por un salario menor a los 5 mil pesos mensuales, sin prestaciones de Ley y sin protección por parte de ninguna institución.
Es ahí, en ese punto, donde nuestros actuales legisladores, federales y estatales, deben de ponerse las pilas y trabajar en consecuencia, para que se garanticen los derechos sociales y humanos de este gremio que se la ha rifado en favor de la libertad de expresión.
Cualquier comentario, sugerencia o reclamo, me pueden escribir a @reliav_87.
#AltoaLaViolenciaContraPeriodistas
*La autora es periodista, maestra en economía, mujer de izquierda y estudia el doctorado en Estudios Contemporáneos, Política, Territorio y Sociedad.