Más allá de las buenas notas. Desafíos y realidades para estudiantes sobresalientes.

Colima,Col,(08-11-2024).-Para muchas familias, ver a sus hijos obtener buenas calificaciones es motivo de orgullo y alegría. Para todos en general, es fácil admirar a los estudiantes que parecen destacarse en todo lo que hacen, que tienen un «don» para ciertas materias o actividades, y que llevan siempre la frente en alto en cada entrega de notas. Sin embargo, la realidad para estos estudiantes suele ser más compleja de lo que parece. La excelencia académica conlleva un conjunto de desafíos que pueden pasar desapercibidos, y muchas veces, el entorno y la presión social terminan marcando sus experiencias de manera significativa.

El mito del «genio perfecto».

Desde muy pequeños, estos estudiantes suelen ser reconocidos por su capacidad académica y etiquetados como «inteligentes», «cerebritos» o «genios» y aunque estos términos suenan halagadores, pueden generar una presión enorme en quienes los reciben. Al ser señalados como diferentes, muchos terminan asumiendo que deben cumplir con estas expectativas en todo momento, sin espacio para cometer errores. En la escuela, esta distinción a menudo los aísla de sus compañeros, quienes pueden percibirlos como «mataditos» o los «raros» de la clase. Con el tiempo, esta categorización los impulsa a trabajar de forma solitaria, reforzando la idea de que no son como los demás.

Las etiquetas pueden parecer inofensivas o incluso positivas, pero en realidad ejercen una influencia significativa en la identidad de estos estudiantes. Ser “el inteligente” no les da margen para equivocarse y, a veces, sienten que si fallan una vez, podrían perder el reconocimiento que han ganado. Este tipo de presión crea un ambiente en el que cada logro se convierte en una obligación, y cualquier caída puede ser interpretada como un retroceso que afecta su autoestima y percepción personal.

La responsabilidad de ser «el mejor».

Para estos estudiantes, el compromiso no solo es académico; también es social y familiar. La familia puede ver en ellos una proyección de éxito y desarrollo constante, esperando siempre que mantengan las calificaciones más altas y que, de alguna manera, reafirmen su rol de «destacados». Esta expectativa constante puede ser tan motivadora como agotadora, ya que a menudo estos estudiantes sienten que deben mantener una imagen impecable. Además, tienden a asumir esta responsabilidad como un deber, buscando cumplir con lo que esperan de ellos, aunque eso implique sacrificar parte de su tiempo libre o actividades recreativas.

No es extraño que estos estudiantes cambien su tiempo de ocio por tiempo de estudio. Se ven a sí mismos como responsables de su propio éxito, lo que, en ocasiones, afecta la manera en la que interactúan con sus compañeros. En trabajos grupales, por ejemplo, suelen preferir realizar las tareas de manera individual para asegurar el resultado, lo cual puede llevarlos a perder la oportunidad de trabajar en equipo o compartir su conocimiento con otros. Esta situación, si bien les permite cumplir con las expectativas, limita su desarrollo en otros aspectos de la vida.

¿Qué pasa con su vida social?

La etiqueta de «sobresaliente» no solo afecta su rendimiento académico, sino también su vida social. En la adolescencia, una etapa caracterizada por la búsqueda de identidad y pertenencia, la diferencia puede ser un obstáculo para integrarse con sus pares. Mientras otros estudiantes comparten gustos, actividades y pasan tiempo juntos, los estudiantes con altas capacidades se encuentran en una encrucijada: desean mantener su estatus académico, pero al mismo tiempo, les resulta difícil relacionarse con quienes no comparten sus intereses o ritmo de trabajo. Así, muchos se ven rodeados de amistades limitadas o recurren a amistades del pasado, donde encuentran mayor comprensión.

Este aislamiento es más profundo de lo que parece. A veces, se perciben como “demasiado diferentes” para los demás, lo cual limita su círculo social y afecta su desarrollo emocional. La búsqueda de identidad en esta etapa de la vida puede llevarlos a cuestionarse quiénes son más allá de sus logros académicos, y a preguntarse si realmente pueden o quieren cumplir con las expectativas que se han puesto sobre ellos.

Aburrimiento y falta de retos en el aula.

Para los estudiantes talentosos, el sistema educativo puede resultar frustrante. Al encontrarse en aulas donde el aprendizaje sigue un ritmo general, sus habilidades avanzadas los dejan en una situación de monotonía. La falta de estímulos y de tareas que realmente desafíen sus conocimientos se convierte en una fuente de aburrimiento y, en algunos casos, en desmotivación. Si no se les ofrecen actividades que desafíen sus capacidades, terminan percibiendo las clases como un requisito, sin experimentar el aprendizaje como algo nuevo o emocionante.

Este sentimiento de monotonía a veces provoca actitudes de inconformidad, e incluso, críticas hacia la manera en la que se enseñan los contenidos. En algunos casos, los estudiantes talentosos desarrollan una imagen negativa de la escuela, sintiéndola como un lugar que no los representa ni responde a sus necesidades. Además, el aburrimiento puede llevar a que se distraigan en clase o a que se desmotiven, afectando su relación con el conocimiento y su interés por aprender.

¿Qué necesitan los estudiantes con altas capacidades?

Las necesidades de estos estudiantes van más allá de los contenidos curriculares. Requieren un entorno que los desafíe y que ofrezca experiencias diversas, donde puedan explorar habilidades en áreas como el arte, el deporte, o incluso en contextos científicos experimentales. La falta de estímulo puede llevarlos a perder interés e, incluso, a desarrollar una visión negativa hacia el proceso educativo, afectando su entusiasmo por aprender.

Para apoyar realmente a estos estudiantes, es necesario un enfoque que valore tanto sus capacidades académicas como su desarrollo integral. Esto implica reconocer que, aunque tienen talento en ciertos ámbitos, también necesitan experiencias que los motiven y les permitan crecer de manera equilibrada.

El camino después de la educación básica.

Muchos estudiantes talentosos que provienen de programas o escuelas especializadas enfrentan un gran cambio al ingresar a niveles educativos superiores, donde deben integrarse con estudiantes de perfiles diversos. La adaptación a estos nuevos entornos puede ser difícil, ya que pasan de un ambiente que comprendía y atendía sus necesidades a uno donde ya no son el centro de atención. Además, el ritmo y los intereses cambian, y deben ajustarse tanto en sus estudios como en su vida social. Esta transición puede ser abrumadora, afectando su motivación y, en algunos casos, haciéndoles reconsiderar sus metas académicas.

El cambio de un entorno especializado a uno más general puede hacer que estos estudiantes se sientan fuera de lugar o poco comprendidos, afectando su rendimiento y su seguridad en sí mismos. Adaptarse a un ambiente con menos estructura y sin el mismo nivel de apoyo puede resultar desafiante y, a veces, desalentador.

¿Cómo apoyarlos de manera equilibrada?

La clave para apoyar a estos estudiantes es ofrecerles una educación que los desafíe y los motive, sin hacerlos sentir que deben cumplir expectativas inalcanzables. Necesitan un espacio donde se valore tanto su esfuerzo como su bienestar, que incluya oportunidades para el aprendizaje colaborativo, experiencias prácticas, y momentos donde puedan equivocarse y aprender sin sentir que su imagen de estudiantes destacados está en riesgo. De esta forma, podrán desarrollarse no solo como estudiantes de excelencia, sino como personas completas y felices.

Más información:

Secretaría de Educación Pública (SEP). (s.f.). Educación especial. Recuperado de https://educacionespecial.sep.gob.mx/

Secundaria de Talentos. (s.f.). Secundaria de Talentos. Recuperado de https://secundariatalentoscolima.net/

Rosa Elizabeth Centeno Ricardo y Alejandra Villegas Cantú son Licenciadas en Enseñanza de las Matemáticas por la Universidad de Colima. Autoras de la investigación “Adaptabilidad de los egresados de la secundaria de talentos a la Educación Media Superior”.

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