Armas y narcotráfico, la ecuación de la violencia en la mixteca
Mely Arellano y Aranzazú Ayala /// LadoB
La ecuación de la violencia en la Mixteca poblana tiene dos grandes variables: las armas y el narcotráfico. La primera la aporta Atlixco. En los últimos dos años ese municipio, considerado la puerta de esa región, fue tercer lugar en el número de aseguramientos de armas en el estado.
La segunda variable la pone Izúcar de Matamoros –a menos de 40 minutos de Atlixco–, que en el mismo periodo se ubicó en segundo lugar en personas detenidas por narcotráfico y delitos contra la salud en Puebla.
¿El resultado? Un incremento en la delincuencia y la violencia aparejada en el suroeste del estado que está volviendo cotidianos los homicidios por ajustes de cuentas.
Otro dato que suma a la ecuación: en Izúcar hay, desde hace algunos años, grupos de autodefensas y autoprotección (ronda ciudadana), situación que el investigador del Instituto de Ciencias de la BUAP y Doctor en Sociología, Antonio Fuentes, señala como signo de la debilidad institucional.
El seco sonido de los disparos
Las balaceras en Atlixco se han vuelto tema de conversación; sus habitantes ya saben distinguir entre el sonido de un balazo y el de un cuete. Ese sonido fuerte, seco y repetitivo ha comenzado a formar parte de la noche, aunque la mayoría de los asesinatos cometidos en lo que va del año han sido a plena luz del día: los tiros certeros disparados desde una moto, en alguna colonia a unos cuantos minutos del centro de la ciudad, acaban con la vida de alguien, casi siempre joven.
Atlixco es la entrada a la Mixteca y desde ahí se puede llegar a Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Morelos por medio de carreteras, autopistas o pequeños caminos de tierra.
Pero el crimen no sólo ha aumentado aquí, sino también en otros municipios ubicados en esa franja limítrofe con Morelos, como Izúcar de Matamoros y Chietla.
En 2018 hubo 47 homicidios dolosos en Atlixco –88% más que en 2017–, ubicado a solo 30 kilómetros de la capital del estado. Y hasta junio de este año ya iban 20.
En seis de 14 municipios ubicados en la zona, la tasa de homicidios dolosos ocurridos el año pasado supera a la media nacional, de 29 por 100 mil; en Chietla fue de 40.7 y en Tilapa de 46.8
Pero no solo esos delitos destacan en la zona y Atlixco, el municipio más grande de la región. Con poco más de 134 mil habitantes, encabeza las listas a nivel estatal en feminicidio, robo con violencia y extorsión desde 2018, de acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), que recoge el número de Carpetas de Investigación que se inician por delito en la Fiscalía General del Estado.
Peligrosa combinación
Atlixco presume tener el mejor clima del mundo. Es un valle cuyos principales atractivos son la producción de flores, la venta de cecina, su cercanía con el volcán Popocatépetl que regala hermosas vistas, así como con el cerro de San Miguel, donde cada septiembre se realiza el tradicional Huey Atlixcáyotl, un festival de música y danzas de la región.
Y es un bastión panista que Morena no pudo arrebatar en las elecciones de 2018, aunque estuvo cerca.
Fue aquí, en un lujoso fraccionamiento llamado El Cristo, donde Arturo Beltrán Leyva fue padrino de bautizo unos días antes de un enfrentamiento en Puebla, el 10 de diciembre del 2009, y su eventual asesinato en Cuernavaca, el día 16.
En ese mismo fraccionamiento vivía Ángel Villalobos Arellano, líder de un brazo armado de “Los Rojos” que operaba en Guerrero, y que fue detenido en febrero del 2016 en un restaurante de la zona gastronómica a orillas de la carretera federal Atlixco-Izúcar de Matamoros.
También en El Cristo detuvieron en agosto de 2017 a los hijos del líder huachicolero Othón Muñoz Bravo, alias “El Cachetes”, supuestamente vinculado al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Un mes después, muy cerca del zócalo de la ciudad, detuvieron a cuatro presuntos integrantes del CJNG.
Un poco antes, en junio del 2017, detuvieron en Chipilo, junta auxiliar de San Gregorio Atzompa a solo 16 kilómetros de Atlixco, a Ricardo Arturo Pacheco Tello, alías El Quino, presunto líder del CJNG.
Y fue durante ese año que en Atlixco se aseguraron 32 armas y en Izúcar se detuvieron a 16 personas por narcotráfico y delitos contra la salud, lo que puso a ambos municipios en segundo lugar estatal en los correspondientes delitos, solo detrás de Puebla capital, de acuerdo con información de la Fiscalía General de la República (solicitud 1700175719).
En toda la región fueron aseguradas 58 armas y detenidas 20 personas por narcotráfico. La gravedad de las cifras se revela al compararlas con las que registró ese año la zona del huachicol: 44 armas aseguradas y 11 detenciones.
Para 2018 la cifras disminuyeron ligeramente, al reportarse el aseguramiento de 47 armas y la detención de 16 personas.
Lo que no bajó fueron los homicidios. En 2017 hubo 25 en Atlixco, que casi se duplicaron en 2018, con 47; en Izúcar la cifra prácticamente se mantuvo, al pasar de 21 a 20 homicidios dolosos, según el SNSP.
En suma, en los 14 municipios que colindan con Morelos hubo 87 homicidios en 2017, 99 en 2018, y van 54 este año.
Pero fue particularmente en Chietla, que limita con Morelos y del otro lado tiene a Izúcar de Matamoros, donde se presentó el mayor incremento, pues ocho era el número récord de asesinatos desde 2012, y aumentaron a 19 en 2017 y 14 en 2018; el incremento en términos de tasa poblacional por 100 mil habitantes es de 55.2 y 40.7, muy por encima de la media nacional.
Sin embargo, lejos de la frialdad de las cifras, los estragos del aumento criminal se comenzaron a ver y sentir directamente en las calles de Atlixco a finales del 2018, en coincidencia con el inicio del gobierno del panista Guillermo Velázquez, aunque con más fuerza en los primeros meses del 2019.
En enero lanzaron una cabeza al patio de una casa; en mayo, luego de varios asesinatos a mano armada –incluso a plena luz del día cerca del centro de la ciudad–, que las autoridades calificaban como “ajustes de cuentas”, apareció una manta en la que supuestamente se declaraban la guerra los grupos criminales de “Los Rojos” y el CJNG.
Hasta junio de este año en el municipio se han cometido 29 homicidios dolosos. Así, de mantenerse la tendencia, se tratará del año más sangriento en la historia de Atlixco y la mixteca.
Ante la omisión, autodefensa
Una respuesta a la violencia en municipios como Izúcar de Matamoros, que tiene una población de poco más de 77 mil habitantes, se han creado grupos ciudadanos de autoprotección o autodefensas para enfrentar robos menores, pues reconocen que no tienen la capacidad, ni la preparación, para hacer frente a los grupos del crimen organizado.
La Ronda Ciudadana, como se hace llamar uno de estos grupos, opera en el centro de la cabecera municipal y algunas localidades.
“El grupo inició por la misma inseguridad. En las calles del centro la delincuencia ya se había adueñado, tuve que tomar ahí la iniciativa un día: tomé una bocina y me salí a las calles a invitar a mis vecinos, mucha gente me criticó. [Decían] que estaba loco por lo que estaba haciendo, que cómo iban a salir por la noche a vigilar nuestras calles, que eso era un trabajo de las autoridades”, recuerda Rosario González.
Ya organizados comenzaron a hacer frente a delincuentes que robaban celulares o entraban a hacerlo en casas; también a aquellos que agredían a mujeres. Por ejemplo, recuerda con orgullo que detuvieron a un hombre de 60 años que estaba violando a una niña de 9. “Lo encontramos infraganti y la ciudadanía de aquí estuvo a punto de lincharlo”.
Rosario González está consciente de que la gente ya no cree en las autoridades porque no han sido capaces de revertir la delincuencia, y a ello se suma que con el nuevo sistema de justicia “los jueces y los ministerios públicos los favorecen”.
La Ronda Ciudadana se ha replicado en otros municipios como Tepeojuma, y aunque hasta ahora todas las experiencias han sido buenas, reconoce que tienen sus limitantes. Sobre todo ante los grupos del crimen organizado, “porque no nos podemos meter con ellos. En primer lugar, la ronda ciudadana no cuenta con armas, ni con apoyo de instituciones que nos puedan proveer armas o que nos vigilen. Entonces pues nosotros sabemos que el crimen organizado también está presente en Izúcar de Matamoros, pero tratamos de no meternos con ellos porque no tenemos la preparación para enfrentarlos”.
En el mismo sentido, Eloy Merino, de Fuerza Territorial Poblana –una organización que nació desde 2012 y que actualmente opera en 27 comunidades en la zona de la mixteca que limita con Morelos y Guerrero: además de Izúcar de Matamoros, en Chiautla de Tapia, Chietla, Tilapa, Cohetzala, Nealtican y Tepeojuma– opina: “Empezamos a trabajar apoyando como grupos de ronda nombradas como ‘usos y costumbres’. Al ver que la delincuencia va en aumento y no teníamos respaldo del gobierno, solo recibíamos ofensas y discriminación”.
Fuerza Territorial está conformada por policías comunitarios, uniformados e identificados; combate secuestro, abigeato, robo de autos, entre otros delitos. No tiene apoyo del gobierno, pero Eloy Merino afirma que portan armas de bajo calibre con su autorización, y han trabajado en coordinación con Policía estatal y federal, “porque saben que sólo pedimos respaldo para acabar con la delincuencia”.
Según Merino, son 650 efectivos credencializados, con el aval de las autoridades de su comunidad; y se han capacitado en derechos humanos y detenciones.
En Izúcar de Matamoros no ha ha entrado la Guardia Nacional todavía; y su presidente municipal, emanado de Morena, acaba de solicitar licencia al cargo para ocupar la Secretaría de Educación Pública.
*Con información de Yessica Ayala
Artículo de LadoB