Padres en la literatura
Por Marcela Builes Toro/// Universidad Pontificia Bolivariana
La literatura se ha ocupado de la figura paterna como uno de los temas centrales para algunos escritores en sus más destacadas obras y, algunos de ellos, la convierten en personajes ficcionados con características heroicas o habilidades físicas; otros, en la narración de sus progenitores, bien sea para halagar, sanar, admirar o agradecer su existencia o para criticar su abandono, distancia o insignificante apoyo.
Si bien es cierto que cada individuo tiene una experiencia distinta con su propio padre, la literatura es un buen pretexto para conocer esas facetas de este enigmático personaje en otras vidas, contextos, narraciones y momentos.
Pensemos en la ternura de Atticus Finch de Matar a un ruiseñor, la paciencia del señor Bennet de Orgullo y prejuicio, la energía y fuerza de José Arcadio Buendía en Cien años de soledad, al soñador de Ulises, el persistente Gepetto, al autoritario Herrmann Kafka, al ausente Fiódor Pávlovich Karamázov…
y tantos otros que nos arrojan, abisman, aporrean o nos ayudan para afirmar la existencia. Dimensiones de esa noción de ser padre o papá.
Cómo maté a mi padre – Sara Jaramillo Klinkert
¡El título de esta obra es una metáfora, así que tranquilo y a leer! En esta novela la autora emprende un ejercicio de traer al presente el recuerdo de su padre. Con treinta escenas caleidoscópicas Sara arma esta narración testimonial desde los ojos atónitos de la niña que fue. En ella formula e intenta contestar una pregunta que nadie ha podido responderle a la hija, ni a su madre, ni a sus hermanos: ¿Pueden 35 gramos de acero y un gramo de pólvora destrozar una familia?
Carta al padre – Franz Kafka
Este es un texto íntimo, profundo y desgarrador que nos lleva al corazón de Kafka y a muchas de las razones e inspiraciones para su obra. En ella se describen episodios de la infancia del escritor y se detallan reproches a su padre por las prácticas educativas que usó para criarlo cuando este era un niño. La carta es basada en la realidad y no en ficción como muchas personas creen.
El olvido que seremos – Héctor Abad Faciolince
El 25 de agosto de 1987 Héctor Abad Gómez, médico y activista en pro de los derechos humanos, fue asesinado en Medellín. Este libro es su biografía novelada, escrita por su propio hijo Héctor Abad Faciolince. Un relato desgarrador y emocionante sobre la familia, que refleja, al tiempo, el infierno de la violencia que ha golpeado Colombia en los últimos cincuenta años.
Estudia la Maestría en Literatura de la UPB.
El hombre que no quería ser padre – Alfonso Buitrago Londoño
Este es un minucioso reportaje, ambientado en la ciudad de Medellín, en medio de talleres de mecánica, libros y un taxi destartalado. La enfermedad terminal del padre pone a prueba la relación que tiene con su hijo y despierta los sentimientos más ocultos de un hombre que se empeñaba en no ser padre. Sin caer en el melodrama, esta narración mantendrá al lector a la expectativa de una historia que empieza con un fatal desenlace, y culmina con una hermosa reflexión acerca de la esencia de las relaciones humanas.
Ordesa – Manuel Vilas
En Ordesa, Manuel Vilas narra una historia personal con una intensidad similar a la que recorre su poesía: el pasado, la muerte de los seres queridos, el amor y admiración a su padre, la ausencia y la lejanía de los que ama, la España en la que vive y aquella en la que creció, los recuerdos, la sensación de desarraigo… Una narración que nos recuerda que somos seres vulnerables con el deseo de seguir adelante cuando nada parece hacerlo.
Matar un ruiseñor – Harper Lee
Jean Louise Finch evoca una época de su infancia en Alabama, cuando su padre, Atticus, decidió defender ante los tribunales a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca. Esta obra muestra una comunidad, la del sur de Estados Unidos durante la década de 1930, dominada por los prejuicios raciales, la desconfianza hacia lo diferente y la rigidez de los vínculos familiares y vecinales, así como un sistema judicial sin garantías para la población de color.
Despedimos estos recomendados literarios con el fragmento de Yehuda Amijai que nos hace pensar en nuestra propia imagen por herencia y afecto:
“Y por amor a la memoria llevo sobre mi cara la cara de mi padre”