Vigente y en alarmante impunidad la tortura en México: MNPT
Por Gerardo Romo/// Ágora Digital
Zacatecas,(10-07-2023).-La tortura en México no sólo es recurrente, sino que tiene un nivel de impunidad del 99.2 por ciento, de acuerdo a cifras presentadas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
De 2017 a la fecha, han sido presentadas por la vía penal un total 30 mil 715 denuncias por tortura en los 32 estados del País, según cifras del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNPT).
“De ése total, sólo en 25 se ha ejercido la acción penal, lo que representa el 0.08 por ciento de los casos, que presenta una situación alarmante”, señaló Marilú Santiago Mancilla visitadora Adjunta del MNPT.
El MNPT señaló también que entre 2017 y lo que va de 2023, la Comisión Nacional de Derechos Humanos recibió más de 16 mil quejas, de las que en 260 casos se emitieron recomendaciones.
Marilú Santiago Mancilla alertó que si los casos de tortura permanecen impunes y no se sancionan, el impacto en la ciudadanía es mayor debido a que éstos son cometidos por las autoridades responsables de garantizar la seguridad de las y los ciudadanos en los niveles tanto municipal, estatal y federal, lo que genera incertidumbre en la población.
Estos datos contradicen la versión del Presidente Andrés Manuel López Obrador quien el 5 de abril de 2020 afirmó: hemos erradicado la tortura”, esto durante un informe de labores que dirigió desde Palacio Nacional donde también afirmó que “el Estado mexicano ha dejado de ser el principal violador de los derechos humanos.
El informe 2022 de Amnistía Internacional Situación de los Derechos Humanos en el Mundo en el caso de México establece que Según el Registro Nacional del Delito deTortura, entre enero y septiembre de 2022 hubo 1, 840 denuncias de tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes cometidos por agentes del Estado.
Los estados que presentaron el mayor número de casos denunciados fueron Ciudad de México, Chihuahua y el estado de México. No obstante, se creía que el número real de casos era mucho más elevado porque, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) más del 93% de todos los delitos del país no se denunciaban. Una delas razones de esta significativa falta de denuncias era que la mayoría de los delitos denunciados quedaban impunes.
Los orígenes del terror
La semilla de la represión en México se sembró en el corazón del sistema político mexicano.
El nacimiento del Estado de terror de la época moderna en México, inició en 1952, cuando un grupo de simpatizantes del general Miguel Enríquez Guzmán, agrupados en La Federación de Partidos del Pueblo Mexicano que demandaban elecciones libres, transparentes y un cambio en el sistema político, se reunieron para festejar lo que ellas y ellos creían un triunfo de su candidato en la Alameda Central del entonces Distrito Federal.
El general Miguel Enríquez Guzmán había sido cercano al general y Presidente de México Lázaro Cárdenas del Río.
Registros de la época señalan que el 7 de julio de 1952 se convocó a lo que se denominó “Fiesta de la Victoria”, a la que se calcula asistieron unas 200 mil personas en un evento familiar y pacífico que terminó en tragedia.
El presidente de México era entonces Miguel Alemán Valdés quien le heredaría el cargo a Adolfo Ruiz Cortines, a quien el general Enríquez habría vencido en las urnas.
“Vinieron las elecciones de 1952 entre trampas y atraco del PRI, cuando los caminos habían sido regados con la sangre de nuestros muertos, asesinados por una de las tantas policías acatando órdenes superiores. La votación en las casillas fue aplastante en favor del Sr. Gral. Henríquez Guzmán, y por eso el pueblo se presentó al día siguiente junto a la Alameda a pregonar su triunfo: el Sr. Gral. Miguel Henríquez Guzmán, su candidato, era el presidente electo de México por la voluntad soberana del pueblo”, señaló Refugio García, una de las testigos de la masacre.
Según los registros de la época, que han sido plasmado en revistas e informes de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos a la Alameda Central llegaron 200 policías armados al mando del general Joaquín Foullon, jefe del servicio secreto además de Agentes de la Dirección Federal de Seguridad (DFS).
De pronto, un infiltrado disparó desde la parte superior del edificio del Partido Constitucionalista, al jefe de Granaderos Alberto Uribe Chaparro, quien sufrió un roce de bala en su casco y la sangre empezó a brotar de su cabeza. A partir de ese momento, las fuerzas armadas comenzaron a disparar y golpear con sus armas contra los congregados, además de lanzar gases lacrimógenos, obligándolos a dispersarse en diferentes direcciones.
“Fue bestial. Mataron a muchos. Se decía que el avión del presidente estaba listo porque él creyó que ahí se desataba algo más. Siempre tuvieron temor de que el general Henríquez Guzmán se alzara en armas. Pero nunca hubo armas”, describió sobre los hechos de aquél día el escritor y periodista Carlos Montemayor.
Las cifras oficiales estiman que al menos 200 personas fueron asesinadas ése día, pero se estima que pudieron ser varios cientos más y decenas de desaparecidos.
Dieciséis años después de la masacre en la Alameda Central ocurrió la matanza de estudiantes en la Plaza de Tlatelolco el 2 de Octubre de 1968 de una manera muy similar.
De entrada, según datos del periodista Jacinto Rodríguez Munguía un comando de doscientos guardias presidenciales del Estado Mayor Presidencial (EMP) encabezó el operativo en la Plaza de las 3 Culturas que culminó en la masacre, luego de que el 22 de julio de ése año iniciara el movimiento estudiantil sometido a una represión sistemática.
“En la comandancia de la Policía Judicial Federal fui desvestido, golpeado, me dieron toques eléctricos, se me despojó de todos mis objetos personales y los agentes me dijeron que yo iba a ver a Justino Juárez para recibir órdenes. Me aplicaron toda clase de torturas y me amenazaron para que yo firmara la declaración. Tienes que firmar o te matamos(…). Ni siquiera supe el contenido de lo que declaré”, explica Félix Sánchez Hernández, un empleado de la fábrica de chocolates de Sanborns a quien cuatro agentes sacaron de su trabajo el 1 de octubre de 1968 y lo ingresaron al penal de Lecumberri el día 9 de ése mes. El testimonio es recogido en el libro La noche de Tlatelolco de la periodista Elena Poniatowska editado por primera vez en 1971.
Según las cifras oficiales del Gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, la noche de Tlatelolco murieron entre 20 y 30 personas, pero John Rodda corresponsal del periódico Británico The Guardian informó que habría al menos 500 estudiantes muertos.
El escritor Octavio Paz en su libro Posdata (1970) da un dato sobre el saldo de la matanza de Tlatelolco que retoma así de The Guardian:
-Cuántos murieron? En México ningún periódico se ha atrevido a publicar las cifras. Daré aquí la que el periódico inglés The Guardian, tras una investigación cuidadosa, considera como la más probable: 325 muertos. Los heridos deben de haber sido miles, lo mismo que las personas aprehendidas- señala Paz
Pie de foto: Movimiento estudiantil 1968. Foto tomada del blog de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México
Y así, con el paso de los años los casos del terror del Estado infringido contra el pueblo que protesta, que defiende ecosistemas, que lucha contra abusos continúa.
Sino baste con voltear a lo que sucedió con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), con la huelga de estudiantes de la UNAM en 1999 que fueron sacados violentamente de Ciudad Universitaria y otros planteles a manos de por lo menos 3 mil elementos de la Policía Federal que encarceló a cientos de jóvenes que también padecieron tortura.
Y después, lo ocurrido con la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), integrada por más de 365 organizaciones “que se sublevaron contra el gobierno del priísta Ulises Ruiz pero “cuya acumulación de agravios viene de decenios, de siglos atrás”, explica el periodista Diego Enrique Osorno en su libro Oaxaca sitiada, la primera insurrección del siglo XXI.
A la base aérea, ahí nos llevaron, la conozco porque fue en donde hice mi servicio militar, nos metieron en el aeropuerto. Los tres autobuses se estacionaron en la pista, pues en la pista de aterrizaje estaba el avión. Tenían prendidos los motores y ya había gente. Nos amenazaron, nos dijeron. “Los vamos a tirar uno por uno desde el helicóptero” (Relato escrito por un preso en el penal de Miahuatlán) sacado del libro Oaxaca Sitiada (Junio 2007).
Debilidad institucional contra la tortura dificulta su prevención y erradicación
Uno de los problemas más importantes que se ha detectado en el País es que ninguno de los 32 estados cuenta con un diagnóstico de contexto que le permita saber las causas que generan la tortura y por tanto se omiten opciones estructurales para erradicarla.
«No hay un diagnóstico de qué está pasando en materia de tortura, es necesario crear análisis de contexto para saber qué está pasando y así entender y erradicar el problema de la tortura en México». explicó el doctor Mario Santiago Juárez, director de informes, estadística de la información y Análisis de Contexto del MNPT.
Sinembargo; el especialista que tiene 15 años atendiendo este tema en el País refirió que en buena medida condiciones sociales como la pobreza, la discriminación, la impunidad, la imposibilidad de asistir a la escuela, son características de quienes padecen tortura en México.
«Normalmente las personas que son torturadas son personas en la pobreza, con bajos recursos económicos y eso les impidió ejercer sus derechos como el resto de la población, la tortura está relacionada con la discriminación con la exclusión, con la pobreza», dijo.
Además, lamentó que la mayoría de los 32 estados del País aún no han creado sus Fiscalías Especializadas en materia de Investigación de la Tortura, a pesar de que la ley federal en la materia les obliga a ello.
O incluso explicó que puede haber casos en los que las fiscalías fueron creadas, pero sin recursos económicos para operar, o quienes si los tienen , carecen del personal capacitado y espacializado para atender casos de tortura.
Y por si fuera poco, detalla que el MNPT tiene programado este año visitar 300 de los 10 mil centros de detención que hay en el País, (cárceles municipales, estatales federales o estaciones migratorias), lo que representa apenas el 3 por ciento del total, lo que significa que no se tienen capacidades institucionales suficientes
«No podemos hacer visitas cada años a los 10 mil centros de detención que hay en México, pero sí intentar incidir para que las instituciones trabajen solas y no necesiten la vigilancia del mecanismo», señaló
El especialista señaló que tanto las comisiones estatales de derechos humanos como las instituciones del Estado suelen ser reactivas, es decir actúan luego de que conocen que se ha cometido algún acto de tortura y no antes de que ocurran (acción preventiva).
–¿Hay manera de cambiar esta inercia estructural de tortura y violaciones sistemáticas a los derechos humanos?, le pregunto en entrevista
-Si esto se permite, si la tortura se da en México, es porque hay un porcentaje de la población que lo justifica y porque hay un porcentaje de la población que sigue pensando que ése es un método adecuado de sacar información a una persona para conocer lo que hay detrás de un delito-, respondió
¿Es un problema cultural de la población o del sistema y las personas que ejercen el poder?, le cuestiono
-Somos todos, porque las personas que ejercen el poder también fueron pueblo, tendríamos que modificar la cultura, por ejemplo en la violencia de género la Convención Belem do Para dice que el machismo es parte de la cultura y el cumplimiento de la convención implica modificaciones culturales, así la violencia es una forma en la que nosotros nos relacionamos, México tiene muchos problemas de violencia en la familia, en la sociedad y luego eso se refleja en los centros de reinserción social o en los ministerios públicos, no está disociado la sociedad y el gobierno- explica.
¿Han detectado buenas prácticas en el combate a la tortura?
-En los lugares de privación de la libertad donde hay menos personas y no hay hacinamiento y la infraestructura es buena, las personas que las habitan son mejor tratadas, hay Ceresos en Chihuahua donde el área médica es grande, con médicos suficientes y capacitados que permite ahí hacer cirugías sin necesidad de trasladar a los internos a otros lugares-, respondió.
Pie de foto: Mario Santiago Juárez, director de informes, estadística de la información y Análisis de Contexto del MNPT.