Algunas reflexiones sobre la cultura

Por Gabriel Páramo///Ágora Digital

Mercurio

Ciudad de México,(09-06-2023).-El principal problema para definir el término cultura es que en el lenguaje actual se refiere a dos conceptos diferentes. Puede ser el gusto por las bellas artes y las humanidades, como cuando se habla de una “persona culta”, o el conjunto de conocimientos, creencias y formas de interacción que poseen en común los miembros de un grupo determinado, definición que Gabriel Zaid considera absurda: “La confusión empezó dando a esto y aquello un espaldarazo cultural. Era un paternalismo que decía: Yo, que soy culto, te legitimo como igual”.

Venus

En un principio, se toma cultura como un antónimo de barbarie o falta de civilización, de manera que el concepto va ganando significados y perdiendo otros. En la actualidad, nadie piensa en cultura como el cultivo de la tierra, aunque de alguna manera, la cultura humana moderna haya aparecido con este desarrollo tecnológico. Gabriel Zaid en “El primer concepto de cultura”, publicado en la revista Letras libres explica: “La palabra cultura (en latín) es anterior a los conceptos de cultura. El primer concepto de cultura apareció entre los romanos, sin recibir un nombre especial. La palabra culturas (en plural) es tardía”, y enfatiza el concepto romano como el primero de este término, referente a tener presente lo mejor del pasado, consagrarlo, aunque no fuese romano, interrogarlo, conversar con los clásicos, medirse con los clásicos, continuarlos”.

Tierra

La cultura es un fenómeno social relacionada no solo con la transformación de la naturaleza, y de la realidad, sino con la necesidad de organización en torno a ciertas premisas, que Hanna Arendt, en La condición humana, identifica como: “(…) vita activa me propongo designar tres actividades fundamentales: labor, trabajo y acción. Son fundamentales porque cada una corresponde a una de las condiciones básicas bajo las que se ha dado al hombre la vida en la Tierra”. De estas tres, la filósofa asegura que la acción “es la única actividad que se da entre los hombres sin la mediación de cosas o materia, corresponde a la condición humana de la pluralidad, al hecho de que los hombres, no el Hombre, vivan en la Tierra y habiten en el mundo.

Marte

El ser humano, entonces solo es tal en comunidad y, como decían los romanos, morir es dejar de estar entre ellos. Gabriel Zaid puntualiza que: “La cultura como libertad que crece gracias a las grandes obras literarias, musicales, visuales, no es la cultura de los etólogos, ni de los antropólogos”. Aunque para la mayoría de las personas la realidad es algo que existe por sí misma, sin importar si la gente la percibe o no, es un hecho que esta es más que nada una construcción del ser humano. Construimos “nuestra” realidad en la medida que la dotamos de sentido y significación, Estas explicaciones son, siempre, culturales, no personales.

Cinturón de asteroides

Gänderfors explica: “La ventaja de liberarse del entorno por parte del ser humano a través de la comunicación simbólica, del habla, permite compartir progresivamente metas en común; este es el sustrato subyacente del proceso evolutivo de los símbolos”. Este ser en comunidad se forma, en primer lugar, por el lenguaje, pero también por todas las otras formas de simbolización que nos son propias, como las costumbres, la comida, las tradiciones, las historias comunes. La cultura es lo que nos hace humanos en el sentido de la colectividad, pero también, del logro evolutivo que consiste vivir en comunidades complejas.

Júpiter

Peter Gänderfors asegura que el lenguaje simbólico hace posible la colaboración sobre metas futuras pues para planear, es necesario nombrar y dar significados comunes a las cosas. “En el lenguaje primitivo es común el antropomorfismo aplicado a animales. Supone que cazador que si la presa se parece más a él, es más fácil prever su movimiento”. En la actualidad, este fenómeno perdura como cuando hablamos de “la madre tierra” o del “sufrimiento” de la naturaleza.