Cuarentena en resistencia, por depredación de Carlos Slim
Por Roberto de la Rosa Dávila/// Ilustración /// Cath Zúñiga
Mazapil, Zac (02,mayo 2020).-En los años sesenta Salaverna era un pueblo de poco más de tres mil habitantes, sobraban manantiales, arroyos, huertas de durazno, grandes álamos, caminabas hacia la sierra y encontrabas membrillos, nopaleras buenas, sacábamos frijol, maíz y hasta calabazas; había mucha alegría en la gente, se respiraba paz, y un aire limpio.
Hoy si sales al monte en esta zona del semidesierto zacatecano tienes que llevar tu botella de agua, las minas agotaron nuestros pozos, contaminaron el suelo y enfermaron a nuestra gente.
A 58 años de distancia nos alcanzó la depredación y avaricia, primero de Grupo Peñoles, después fueron otros dueños. Y desde hace 22 años, Carlos Slim y la minera Frisco- Tayahua, a base de explosiones intencionadas, que se intensificaron en 2012, las primeras a las 9 de la mañana, las segundas de 2 a tres de la tarde y las últimas de 9:30 a 10:30 de la noche, así diario, hasta que logró sacar a la gente de sus viviendas para quedarse con la riqueza de cobre, plata, oro y zinc que hay en el subsuelo y seguirse llenando los bolsillos de millones de dólares.
Las más de 90 viviendas que había en el pueblo se redujeron a escombros, así cayó la escuela donde estudiaban los niños y la iglesia. Como dice la Biblia, no quedó piedra sobre piedra, ése es nuestro apocalipsis de cada 24 horas, nuestro martirio, nuestro infierno.
Se apropiaron de nuestro lugar que antes era de todos y que hoy es vigilado por hombres de seguridad privada, quienes aquí vivían fueron enviados con engaños a un fraccionamiento de pequeñas casas de interés social, donde no caben ni ellos, menos las vacas, chivas y borregos que tenían en corrales, las gallinitas, todo eso lo acabó la ambición capitalista neoliberal.
Así, el amigo y socio del Presidente López Obrador, Carlos Slim, quien por cierto construirá parte del Tren Maya, destruyó la madre tierra, la naturaleza, el ecosistema, los hogares…
También la mina deterioró la salud de todos en la total impunidad, ésa que prometió el constructor de la Cuarta Transformación arrancaría de raíz.
De las 367 personas que vivían aquí, desde hace al menos un siglo, aunque este pueblo se fundó por allá del año 1,600, hoy quedamos sólo 8, los hermanos Luis y Jesús Nuñez, Rosario Antonio Zamarripa Hernández, María Teresa Cárdenas Gaytán, Martha Leticia Mendoza Cárdenas y su hijo; mi hijo Roberto Cuauthémoc y yo. Hemos resistido. No somos agachones, la dignidad y nuestra lucha por la justicia y la verdad nos mantiene de pie, dentro de nuestras viviendas con grietas de 40 centímetros de diámetro que vienen de una profundidad de 700 metros, desde donde la mina provoca las explosiones para seguir sacando los ricos minerales de la tierra.
Nosotros hemos peleado contra todas las autoridades, federales, estatales y municipales que están al servicio de Carlos Slim, tanto que la Dirección de Protección Civil del Gobierno de Zacatecas, nos vino a decir hace algunos años, con un estudio hecho a modo, que las grietas de nuestras casas y la destrucción se debe a fallas geológicas. Quisieron exculpar a la mina.
Nos pidieron que nos fuéramos de las viviendas porque nuestras vidas corren peligro al estar en ellas, porque están a punto de venirse abajo. En cualquier momento se nos caerán encima, lo sabemos. Yo mismo pienso que mi casa ya no durará en pie más de 5 meses. Las grietas en la pared donde está recargada mi cama me lo recuerda cada noche.
Las grietas entran por una esquina hasta la sala, mi dormitorio, mi recámara y salen por el otro lado, fueron provocadas por las explosiones y las máquinas de barrenación de largo alcance, duele verlas, porque me recuerdan el aniquilamiento del que somos sujetos.
La barda que teníamos con la inscripción de “LA PATRIA ES PRIMERO”, hace poco fue derrumbada por una máquina pesada, de ésas buldózer.
Así vivo mi Cuarentena por el Coronavirus, la situación no ha cambiado, estamos en la pobreza y yo, en particular, estoy demandado por la mina, sólo porque no los he dejado que terminen de bardear el pueblo por el lado de mi casa. Yo quiero seguir caminando aquí por donde yo quiero, no por donde ellos me digan.
El día 21 de abril policías ministeriales vivieron a dejarme un papel de la demanda que la minera tiene en mi contra, el 25 hicieron lo mismo pero fueron hasta la labor (mi tierra de cultivo) a entregármela.
Este mundo está al revés, quien nos despojó nos denuncia por resistirnos y el que despoja lo hace con toda tranquilidad.
También la mina ha iniciado la colocación de un perímetro de 7 kilómetros alrededor de Salaverna con cables de alta tensión. Ellos habían prometido no hacer nada de esto, pero si algo hemos aprendido es que la minera tiene como característica no respetar acuerdos.
Eso de la sana distancia quisiéramos que lo entendieran los trabajadores y el dueño de minera Frisco- Tayahua y se fueran, pero que repararan el daño que nos han hecho. Eso sabemos que no ocurrirá, aunque seguiremos peleando.
Los que quedamos en el pueblo tratamos de fortalecer nuestro sistema inmunológico a base de tés de tres rodajas de limón en agua caliente, que dicen renueva las células y mata a las cancerígenas, aquí respiramos metales pesados que están en el aire y los consumimos, porque penetraron nuestros suelos.
También tomamos mucho te de diente de león, manzanilla y naranja, eso para evitar tos, catarros y enfermedades respiratorias, de ésas mismas que dicen preceden al coronavirus, (COVID-19).
Sabemos que si alguien acá en el semidesierto de Zacatecas enfermara de coronavirus o cualquier otra enfermedad grave, muy probablemente no viviría para contarlo.
Tenemos poco con el watsapp y así nos llegan mensajes de cómo está la pandemia en México y el mundo.
Así como la mina me demandó, los tenemos nosotros demandados por despojo, daño a la tierra, a nuestra salud, por el constante hostigamiento en el que vivimos, por las amenazas que recibimos, pero no pasa nada. Agradezco a las personas que nos han acompañado en esta lucha, que no nos han dejado solos, que se solidarizan. Sé, incluso que ya hasta hay gente juntando firmas para que cese el hostigamiento de la minera y las autoridades hacia mi persona.
La Cuarentena nos afectó, porque los abogados que íbamos a contratar para exigir una indemnización y seguir peleando, pues ya no vinieron por la contingencia, pero ¿cuánto vale matar la tierra, aniquilar un ecosistema?
Eso no tiene precio, porque en la tierra, así como dentro de nosotros habita el espíritu de Dios nuestro creador, eso no tiene precio. Sabemos que tenemos derecho a un medio ambiente sano, a una vida en paz.
Somos marginados entre los marginados, por ser un luchador que busca la verdad y la justicia, el gobierno municipal y estatal no nos mandan ni una despensa, no somos bien vistos por ellos, incluso no me dejan entrar a las sesiones de cabildo para exponerles cómo ilegalmente permitieron el cambio de uso de suelo a la minera para facilitarle desde el municipio que hagan su tajo a cielo abierto.
Tampoco me han censado en el padrón para la pensión de los adultos mayores que da el Gobierno federal, tengo 68 años.
Lo que me queda es vender en Monterrey el poco frijol que tengo, dicen que allá están pagando el kilo hasta en 40 pesos, pero con eso del Quédate en Casa no están circulando las combis que me pueden llevar a Concha del Oro para de ahí irme a la ciudad y sacar un poco de dinerito.
Tengo unas chivas, pastorearlas por kilómetros en el monte me tranquiliza, mientras camino en el suelo agreste, duro, pienso que si salimos como especie de la crisis en salud por el coronavirus, la crisis alimentaria y la hambruna que nos espera, será aún más dura.
Acabo de enviarle una carta al Presidente Andrés Manuel López Obrador, en el que le explicamos el despojo del que hemos sido objeto y le exigimos justicia. Creo que un gobierno, del nivel que sea debe tener la misión de sanar las dolencias de su pueblo y mejorarles la vida.
¿Qué tendría que pasar?
Si estas personas fueran racionales (los dueños de la mina y las autoridades), sabrían que de nada sirve ganar tanto dinero si le están haciendo un daño irreversible al planeta, ésa es la lección que nos está dejando la pandemia.
El capitalismo depredador se basa en la corrupción y la mentira, en cambio, la verdad es transparente, si se actuara con la verdad habría justicia, armonía; así nace el hombre nuevo que conquista la libertad, así caminamos nosotros aquí, así tenemos fe que podamos caminar entre todos, al menos entre los que somos mayoría, los despojados.
En justicia, como decía Emiliano Zapata, la tierra debe ser de quien la trabaja, no de quien la arrebata.