El contexto importa: educación desde lo local.

Zacatecas-(31-01-2025).-Hablar de intervenciones educativas implica mucho más que diseñar planes de estudio o elegir materiales específicos. La educación no sucede en el vacío; se lleva a cabo en contextos específicos, donde la cultura, las tradiciones, los recursos y las condiciones de vida influyen directamente en cómo aprenden las personas. Sin embargo, este aspecto esencial es a menudo pasado por alto cuando las propuestas y programas educativos pretenden ser “universales”. La realidad nos muestra que una propuesta educativa solo puede ser mucho más significativa si está vinculada al entorno de quienes participan en ella.

No todos los contextos son iguales

En algunas regiones rurales, por ejemplo, las familias pueden depender de actividades como la agricultura, la pesca o el comercio local. Los tiempos, las dinámicas comunitarias y las necesidades en estos lugares son muy diferentes a las de un contexto urbano.

Un ejemplo común es el calendario escolar, que a menudo no considera que, en algunas comunidades, el trabajo familiar durante temporadas de cosecha o festividades locales puede ser prioritario. Imponer un modelo rígido sin tomar en cuenta estas realidades no solo genera desinterés en quienes estudian, sino que también refuerza la idea de que la educación no está diseñada para ellos.

Por otra parte, en zonas urbanas, las condiciones también son diversas. Niñas, niños y jóvenes que crecen en contextos de marginación o violencia enfrentan desafíos que afectan su concentración, motivación y bienestar emocional. Propuestas educativas que no consideran estos factores tienden a no trascender, porque no toman en cuenta las barreras invisibles que muchas personas deben superar antes de siquiera pensar en el rendimiento académico.

La educación como diálogo con el entorno

Una educación más significativa debe tomar como punto de partida la premisa de que las personas no aprenden de la misma forma en todos los contextos. Cuando el entorno es tomado en cuenta, los materiales educativos, las estrategias didácticas y los temas curriculares pueden ser adaptados para tener mayor relevancia, pero no significa reducir los estándares de estudio, sino hacer que lo que se enseña tenga un sentido práctico y cultural para quienes lo estudian.

Por ejemplo, en una comunidad donde el agua es un recurso crítico, un proyecto educativo que explore el ciclo del agua y su gestión local puede generar aprendizajes significativos y más duraderos, puesto que los estudiantes no solo aprenden conceptos científicos, sino que también desarrollan una comprensión profunda de los problemas y soluciones de su propio contexto. Un enfoque contextualizado fomenta el pensamiento crítico, ya que invita a los estudiantes a reflexionar sobre su realidad más próxima y a buscar formas de mejorarla.

Los materiales educativos como parte del todo

Los materiales educativos son importantes, pero no funcionan de manera aislada, puesto que cuando se diseñan o se usan sin considerar el contexto, se corre el riesgo de que estos recursos no sean relevantes para los estudiantes Al adaptarlos a las condiciones locales, se convierten en una parte esencial del proceso de aprendizaje.

Por pensar un ejemplo concreto, un texto de matemáticas que incluye problemas basados en situaciones locales, como el cálculo de costos en un mercado o la planificación de cultivos, puede hacer que los conceptos sean más comprensibles y aplicables. Pero estos materiales deben ir acompañados de una formación docente que permita a los educadores contextualizar los contenidos y fomentar el aprendizaje significativo. Los materiales son solo una parte de un ecosistema educativo más grande, donde el diálogo entre el entorno y la enseñanza es crucial.

El papel de los educadores y las comunidades

Los educadores tienen un papel central en la construcción de propuestas educativas que respondan al contexto. Sin embargo, no deben hacerlo solos. Involucrar a las familias, a las autoridades locales y a otros actores de la comunidad es clave para diseñar estrategias que reflejen las necesidades y aspiraciones colectivas. Este enfoque colaborativo no solo mejora la pertinencia de la educación, sino que también fortalece los lazos sociales y genera un compromiso compartido con el aprendizaje.

Además, es importante destacar que no todas las respuestas se encuentran en manuales o documentos oficiales. Las experiencias y saberes locales pueden ser una fuente invaluable de innovación pedagógica. Las comunidades tienen un conocimiento profundo de sus propias dinámicas y recursos, lo que les permite identificar soluciones educativas que muchas veces pasan desapercibidas para quienes diseñan programas desde oficinas alejadas del terreno.

Reflexión para un futuro educativo más inclusivo

En un mundo donde las desigualdades se profundizan, es urgente que las políticas y propuestas educativas reconozcan la diversidad de contextos en los que se aprende. No podemos seguir creyendo que un solo modelo sirve para todos. La educación debe ser un proceso que respete las diferencias culturales, sociales y económicas, y que sea capaz de adaptarse a las múltiples realidades que existen en un país. Esto no significa necesariamente que cada comunidad deba desarrollar su propia educación desde cero. Al contrario, se trata de encontrar un equilibrio entre los objetivos educativos generales y la flexibilidad para contextualizar esos objetivos. Solo así lograremos una educación que no solo informe, sino que también transforme las vidas de quienes más lo necesitan.

La relevancia del contexto en la educación nos recuerda que aprender es un acto profundamente humano. Al diseñar propuestas educativas que reconozcan las realidades locales, se contribuye no solo a la mejora del rendimiento académico, sino también al desarrollo de sociedades más justas, empáticas y resilientes.

Estas reflexiones forman parte de una investigación más amplia titulada “Cálculo mental: diseño e implementación de material educativo contextualizado para desarrollar habilidades numéricas”.

Más información:

Diosdado Martín, M. (2021). Recursos educativos en contextos rurales [tesis de maestría, Universidad de Salamanca]. Repositorio Documental Gredos. http://hdl.handle.net/10366/146997

Martínez, F. (2012). Contextos vulnerables : las aportaciones de la evaluación, 64(2), 41- 50. https://redined.educacion.gob.es/xmlui/handle/11162/38015

Peña, M., & Bonhomme, A. (2018). Territorios de aprendizaje en niños vulnerables: Un acercamiento desde el aprendizaje situado. Psicoperspectivas, 17(2),139-150.https://dx.doi.org/10.5027/psicoperspectivas-vol17-issue2-fullte xt-1170

*La autora y el autor son Lic. en Enseñanza de las Matemáticas por la Universidad de Colima.

Correo: agarcia135@ucol.mx, hramos4@ucol.mx