La educación física como camino hacia la paz

Colima, Col,(27-09-2024).-La paz, esa aspiración compartida por sociedades de todo el mundo, ha sido una constante preocupación de las Naciones Unidas desde su creación en 1945. Hoy en día, la educación ha sido reconocida como una herramienta clave para alcanzarla, y dentro de este ámbito, la educación física (EF) emerge como un medio efectivo para enseñar valores que construyan un mundo más pacífico.

En este aporte, exploraremos cómo el deporte y las actividades físicas pueden desempeñar un papel crucial en la creación de una cultura de paz. Inspirados por las ideas de expertos como Velázquez Callado y respaldados por instituciones internacionales como la UNESCO, analizaremos la importancia de integrar la paz en nuestras prácticas pedagógicas a través de la educación física.

¿Qué es la Cultura de Paz?

La cultura de paz, según la ONU, es un conjunto de valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y promueven la resolución pacífica de los conflictos. Implica fomentar el respeto a la vida, los derechos humanos, la igualdad de género y el desarrollo sostenible, entre otros aspectos. Aunque estas ideas pueden sonar muy amplias, son vitales para el desarrollo de sociedades inclusivas y cooperativas.

Sin embargo, ¿cómo podemos enseñar estos principios en el día a día? Aquí es donde la educación física entra en escena, proporcionando un marco práctico para inculcar valores de paz a través de la acción y la convivencia.

El rol de la educación física para la paz

La educación física es mucho más que simplemente correr o hacer ejercicio. En su esencia, se trata de una disciplina que enseña a las personas a convivir, respetar reglas y trabajar en equipo. Según Velázquez Callado, la educación física para la paz no es una nueva disciplina, sino un enfoque dentro de la enseñanza que utiliza el deporte y la actividad física como medios para fomentar la convivencia pacífica.

Imagina una clase de educación física donde el objetivo no es simplemente ganar, sino aprender a respetar al otro, a trabajar juntos para alcanzar metas comunes y a resolver los conflictos de manera dialogada. El deporte, lejos de ser un campo de competición pura, se transforma en una herramienta pedagógica que enseña a los estudiantes a cooperar y apoyarse mutuamente.

Juegos cooperativos: aprender jugando

Una de las estrategias más efectivas en la educación física para la paz es el uso de juegos cooperativos. Estos juegos, como su nombre indica, tienen como meta que los participantes colaboren en lugar de competir. Los jugadores deben trabajar juntos para alcanzar un objetivo común, lo que elimina la agresión y el conflicto que a menudo surgen en los deportes competitivos.

Por ejemplo, en lugar de que un equipo de fútbol se centre únicamente en ganar el partido, los juegos cooperativos permiten que todos los jugadores, independientemente de sus habilidades, participen y contribuyan al éxito del grupo. Esto no solo fomenta la inclusión, sino que también promueve valores como la empatía, el respeto y la solidaridad.

Velázquez Callado destaca cinco elementos esenciales para diseñar actividades cooperativas en la educación física:

  1. El tiempo: Los estudiantes deben superar sus propios tiempos sin la presión de competir entre ellos.
  2. Un tercero simbólico: Un elemento externo o una figura (como el docente) actúa como oposición simbólica.
  3. El elemento de reto: Un objeto o situación desafiante (como simular la llegada de un huracán) debe ser superado mediante la coordinación grupal.
  4. La puntuación colectiva: Se busca un objetivo grupal, no individual.
  5. Las reglas flexibles: Los participantes pueden ajustar las reglas para garantizar la máxima participación y diversión.

Estas actividades permiten que los estudiantes experimenten la paz en acción, aprendiendo a resolver problemas de manera conjunta y disfrutando del proceso más que del resultado.

El deporte como herramienta de inclusión

Otro aspecto clave de la educación física para la paz es su capacidad para incluir a todos, sin importar sus habilidades físicas o limitaciones. En una sociedad donde a menudo se excluye a las personas con discapacidades o aquellas que no se ajustan a los estándares atléticos tradicionales, la educación física para la paz ofrece una oportunidad para que todos participen y se sientan valorados.

La UNESCO ha subrayado la importancia de promover el acceso a la educación física para niñas, jóvenes y mujeres, destacando su rol en la eliminación de la discriminación de género. A través del deporte, se puede lograr una mayor equidad y representación de las mujeres en espacios tradicionalmente dominados por los hombres, lo que contribuye a la construcción de una cultura de paz desde la igualdad.

Desafíos y oportunidades para la educación física

A pesar de los avances, aún hay desafíos que superar. Aunque la UNESCO y otras organizaciones internacionales promueven la cultura de paz en la educación física, los cambios en las políticas deportivas no siempre se han implementado de manera efectiva. Todavía persisten los enfoques hipercompetitivos en el deporte que enfatizan la victoria a toda costa, lo que puede reforzar comportamientos violentos y excluyentes.

No obstante, el potencial transformador de la educación física sigue siendo inmenso. Al incorporar prácticas cooperativas y una cultura de respeto en las clases de educación física, podemos influir positivamente en la manera en que los estudiantes interactúan no solo en el ámbito deportivo, sino en su vida cotidiana.

Reflexiones finales

La educación física para la paz no es solo una aspiración teórica; es una práctica real que puede implementarse en nuestras escuelas y comunidades. Al enseñar a los estudiantes a cooperar, respetar y resolver conflictos pacíficamente a través del deporte, estamos preparando a las futuras generaciones para vivir en sociedades más justas e inclusivas.

En un mundo cada vez más polarizado, la educación física para la paz ofrece una vía para que las personas aprendan, desde una edad temprana, la importancia de la solidaridad, la empatía y el respeto mutuo. El juego cooperativo, más allá de ser una simple actividad recreativa, se convierte en un medio para enseñar los valores fundamentales que sostienen la paz.

Es responsabilidad de educadores y políticos continuar promoviendo estas prácticas, asegurando que la educación para la paz se integre en todos los niveles del sistema educativo y que el deporte se utilice como una herramienta para la transformación social.

*Los autores son miembros de la Facultad de Ciencias de la Educación/Universidad de Colima.

Más información:

UNESCO ¿Qué es la cultura de la paz? http://unescopaz.uprrp.edu/documentos/culturapaz.pdf

Velázquez Callado, C. (2004). Las actividades físicas cooperativas. México, D.F.: Dirección General de Normatividad.   https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=qFZ4zqRRZy8C&oi=fnd&pg=PA117&dq=Las+actividades+f%C3%ADsicas+cooperativas.&ots=QjjTaaN5N4&sig=ToRxS4MCEOk3hQdye3rrwE4H9w4#v=onepage&q=Las%20actividades%20f%C3%ADsicas%20cooperativas.&f=false

Velázquez Callado, C. (2015). Coopedagogía. El enfoque de la pedagogía de la cooperación en educación física. Valladolid, España. Dialnet. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5367746

Eduardo Gómez G.  Profesor investigador de tiempo completo de la Universidad de Colima. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores de CONAHCYT.  Correo: [email protected]