Disciplina

Por Gabriel Páramo/// Ágora Digital
Mercurio
Ciudad de México,(06-03-2025).-Yo estudié en un colegio en el que la disciplina era férrea. Debíamos tener buenas calificaciones, cumplir con asistencia rigurosa, con castigos —en algunos casos, físicos— a granel, exigencias de corte de pelo, vestimenta y más, que con el paso del tiempo me parecen, cuando menos, en muchos casos desmedidas. En realidad, no estoy muy seguro de que me hayan servido demasiado, pues a la fecha, además de una compulsión por obedecer los NO PASE y similares, usar el pelo corto y tener mala relación con la autoridad, no soy una persona disciplinada.
Venus
Aunque creo, o supongo, que la disciplina es útil en muchas actividades, yo la aprendí a ver con rencor; me explico, creo que se debe actuar bien, pero no por “disciplina”, sino por convencimiento (o algo así), pero no siempre resulta. Mi mala relación con la disciplina, fruto de esa escuela que el escritor Gerardo María describió de manera impactante en su colección de cuentos-novela Fábrica de conciencias descompuestas (Toussaint, 1985) ha tenido como resultado mi costumbre de aplazar trámites (como la titulación de la maestría) por lustros, o tener una nula capacidad de administrar responsablemente mis finanzas.
Tierra
Entre las “manías”, disciplinarias que han perdurado a lo largo de los años en el contexto latinoamericano, y que por el éxito mediático que tiene el criminal disfrazado de mandatario Nayib Bukele se ve sigue vigente, que consiste en pelear contra el pelo largo. Hay que hacer cortes militares. “Casquete corto”, pedía el reglamento de mi escuela, y cuando expulsaron al hijo de Raúl Velasco por incumplir la norma, y el presentador de televisión denunció a cámara la institución, muchos papás hablaron para pedir informes de esa institución tan disciplinada.
Marte
El pleito por cómo los demás quieren usar el pelo, el color que traen, la ropa que usan, si se tatúan o perforan tiene connotaciones histéricas en la sociedad. Basta ver los comentarios, de jóvenes y viejos, ante personas tatuadas, “greñudas” o diferentes en redes sociales. Desde asegurar una imposibilidad física de demostrar, es que esas personas “huelen mal” incluso en la fotografía, que seguramente serán criminales, que no tuvieron presencia paterna en su niñez, o alguna salvajada por el estilo. Lo cierto es que molesta lo que se sale de la norma y nuestras ideas de disciplina nos obligan a tratar de ponerlas en su lugar.
Cinturón de asteroides.
La idea perniciosa de la disciplina ha llevado a historiadores supuestamente serios a culpar a Francisco I. Madero, inexcusablemente torpe y burgués, pero sincero, de “permitir” que sus enemigos se burlaran de él en los medios. “No supo mantener la disciplina”, término que es en el imaginario popular de ejercicio de poder sin cortapisas. La gente clama el regreso de Díaz Ordaz cada vez que siente que hay demasiados movimientos sociales; piensa que los militares son mejores porque esos sí son disciplinados y muchos viejillos, y no tanto, creen que golpes y vejaciones sufridas en la niñez y juventud los hicieron los humanos “perfectos y sin problemas” que ellos creen ser.