La esperada (ojalá) segunda entrega de la columna anterior
Por Gabriel Páramo/// Ágora Digital
Mercurio
Ciudad de México,(02-05-2024).-En 1960 inició, en Arecibo (Puerto Rico) la construcción del radiotelescopio de antena esférica que por años fue el más grande del mundo, con su diámetro de 305 metros (en la actualidad, el RATAN 600 ruso lo supera, pues su diámetro es de 506 metros). Durante más de medio siglo, gracias a Arecibo se hicieron grandes descubrimientos científicos y se lanzó un mensaje rumbo al cúmulo globular M13, también conocido como cúmulo de Hércules. Aún faltan unos 25 mil años para que la carta interestelar llegue a su destino.
Venus
Luego de ser una maravilla tecnológica por décadas, Arecibo empezó a destruirse por la edad y los elementos, y ahora no es más que una ruina más allá de reconstrucción. Tal vez, esto nos pueda hacer pensar en la posible futilidad de buscar vida inteligente en el espacio, pues el mensaje, que se menciona en el cuento “El gran silencio”, de Ted Chiang, apenas empieza su viaje cuando el aparato del que se mandó ya es una ruina.
Tierra
No quiero decir, de manera alguna, que no debamos seguir con los esfuerzos científicos para buscar vida inteligente fuera de nuestro mundo, sino que también deberíamos esforzarnos, como explica el loro en el cuento de Chiang, voltear a ver a las otras inteligencias que pueblan el planeta. Ya no hay duda de que muchos animales son muy inteligentes; es más, como ocurre en la narración inicial de la novela El bosque oscuro (la segunda entrega de la trilogía El problema de los tres cuerpos) de Liu Cixin, la inteligencia podría encontrar caminos, expresiones y sutilezas totalmente impensadas para nosotros.
Marte
Debemos saber qué es la inteligencia, su importancia, sus formas y sus desarrollos. Debemos entender que el requisito no es necesariamente la tecnología, el lenguaje o el dominio de las demás formas de vida. Sabemos, por los registros paleontológicos, que entre los homínidos se desarrollaron formas de cultura tecnológica que dotaron a nuestros ancestros de armas para la caza y herramientas para la subsistencia, al tiempo que los hicieron sensibles al arte, a la vida social y al gusto por contar historias.
Cinturón de asteroides
También, debemos profundizar en el análisis de que algunos animales considerados como inteligentes, como orcas, delfines y chimpancés, sin olvidar a nosotros mismos, los humanos, se dejan llevar por la ira y comportamientos destructivos contra otros seres vivos o, como humanos y chimpancés, contra otros miembros de la misma especie, y a veces, del mismo círculo familiar.
Júpiter
También, urge analizar el tema de las inteligencias artificiales, de las que sabemos muy poco y nos atenemos a ideas forzadas como la de Turing, que estableció su famosa “prueba”, como método para evaluar la inteligencia de una máquina. La prueba se basa en la capacidad de una máquina para exhibir un comportamiento inteligente que sea indistinguible del de un ser humano. Yo puedo asegurar que, con el avance de las IA actual, esa prueba es obsoleta. Tengo cuatro días comunicándome con el servicio de atención a clientes de Uber por un reclamo y hasta el momento no sé si me responde una IA muy talentosa o algún humano bastante obtuso. También nos queda el tema de la mutua incomprensión asegurada, que aborda “Laberintos”, de Ursula K Le Guin, cuento que trataremos en la siguiente entrega de esta columna.