Una reunión-festival para reflexionar

Distintas organizaciones y simpatizantes acudieron a la “Asamblea informativa” en el Zócalo de la CDMX encabezada por la Presidenta Claudia Sheinbaum el domingo pasado Foto: Cuartoscuro
Por Gabriel Páramo/// Ágora Digital fotos: Cuartoscuro
Mercurio
Ciudad de México,(13-03-2025).-Un Zócalo lleno al máximo de gente entusiasta, vendedores de recuerdos (desde camisetas, gorras y muñequitas de estambre de AMLO y Claudia Sheinbaum, hasta copias enmarcadas del retrato oficial de la Presidenta, en más de mil quinientos pesos). Como muchísima gente no puede llegar hasta el zócalo, por más que sus puntos de encuentro estén fijados allí, deambula en contingentes más o menos grandes en los que predominan las camisetas blancas y gorras rojas, moradas o unas corrientísimas blancas que salieron para este encuentro en el que la Presidenta, emulando al Tata Lázaro de la expropiación, junta en una demostración de fuerza simbólica lo más selecto de su capital social y poder de convocatoria.
Venus
Porque, lejos de romantizar, mucha gente –tal vez la mayoría– va porque quiere, aunque ya muchos están contaminados por ese vicio tan querido del priismo populachero que por años dominó y formó la política post-revolucionara nacional, que se conoce como acarreo. No podemos negarlo. Las filas interminables de autobuses y microbuses que casi bloquean (casi porque ahora sí los policías de tránsito trabajan eficientemente y logran evitar el caos) las calles de lugares tan relativamente alejados como Eje Central, son muestra de que mucha gente que viene incluso de Sinaloa, Oaxaca y otros sitios no vino estrictamente hablando, por sus propios medios, sino por los que “graciosamente” consiguió alguien más. Tampoco hay que desoír los rumores (en algunos casos algo más) que incluso colaboradores del Gobierno encargados de llevar vecinos voluntarios, de que su trabajo se hace más difícil pues hay quienes (misterio, misterio) dan hasta 500 pesos por persona por llenar vehículos.
Tierra
¿Para qué reunió la Presidenta tantos miles en el zócalo? ¿Para demostrar su poder? ¿Para asustar a Trump? No queda muy claro puesto que, contra toda retórica nacionalista, México ha aceptado muchas de las exigencias del megalomaniaco presidente de Estados Unidos y su banda de semidementes fascistas ricos. El Gobierno de Sheinbaum ha endurecido las condiciones de las personas que migran por nuestro país, mandó miles de Guardia Nacional a la frontera, negocia con iniciativa privada y en general, mantiene un perfil bien socialdemócrata en casi todo. Casi todo, pero no en la relación con los trabajadores, particularmente los de su propio Gobierno, a quienes aplica la vara neoliberal. ¿Ejemplos? Los miles de trabajadores que vemos con chalecos guindas, y que en su gran mayoría son becarios o beneficiarios de algún oscuro programa social, pero carecen de seguridad en el trabajo, prestaciones, seguridad social o mínimas condiciones dignas. También, como ejemplo, a los docentes de sus universidades públicas (los que no tienen plaza), como los de la gema de la corona, la Rosario Castellanos, donde se les contrata por horas, con periodos limitados, con totalidad de horas frente a grupo (lo que implica que no pueden hacer investigación, preparar clases o revisar exámenes salvo en su tiempo libre).
Marte
También, el gobierno de Sheinbaum ha fallado, y esto también surge de una crítica desde la izquierda, en ofrecer solución a la violencia de género que sigue siendo una tragedia en nuestro país; la violencia contra ambientalistas, defensores indígenas de la tierra y en general de los movimientos sociales no afiliados a MORENA tampoco se toma mucho en cuenta, salvo un poco en el discurso y en alguna declaración por compromiso. La violencia con la que se trata en muchas ocasiones a ambulantes (producto de las malas condiciones económicas del país) es notoria, como se puede ver en redes sociales donde en pleno Zócalo capitalino policías y servidores públicos golpean, jalonean y amedrentan una señora a la que trata de defender un pequeño de 12 años. Porque, y que perdone la doctora, no es cierto que todas (las mujeres) llegaron a la presidencia, y por el contrario, se les ningunea, violenta e ignora.
Cinturón de asteroides
La gente sigue caminando por el Zócalo y sus alrededores. Las viejas consignas socialistas y comunistas (“el pueblo unido” y lemas así) se reciclan y maquillan; algunos sindicalistas aguerridos y gente de colonias y zonas populares marchan agrupados haciéndose escuchar, pero la mayoría va dejándose llevar, deteniéndose en puestos y negocios modestos (no en los gentrificados del gentrificado centro “made by Slim”) para comer; los encargados de los Oxxo, con miedo a las multitudes (porque las mermas se las cobran a ellos) dejan entrar gente de a poquito, para que compren sus cocas, aguas o cerveza. ¿Qué dijo Sheinbaum? ¡Sabe! Seguimos caminando hasta los microbuses del acarreo (que no existe, dice la presidenta: “Que haya autobuses no quiere decir que haya acarreados, es muy distinto, muy distinto que la gente se organice, que rente un camión y vengan juntos, porque cómo quieres que vengan de Oaxaca, de Chiapas, de otros lugares, caminando, no creo…”). Si la presidenta cree esto, pues es más ilusa que el propio AMLO y sus ideas de que la gente sería buena a fuerza de puro imperativo moral. El caso es que llegamos a los microbuses alquilados por alguien, pues tampoco se trata de que vayamos a regresar caminando, ya no a Oaxaca o Chiapas, sino a Tláhuac, Magdalena Contreras ni Álvaro Obregón.
